Capítulo 569 Sentirse impotente
Sandra se enterró en sus brazos mientras sollozaba. Los viejos recuerdos pasaban por su mente, cada escena la pinchaba de forma tan dolorosa que no se explicaba, sino que se limitaba a sacudir la cabeza. No quería pensar en ninguno de esos recuerdos.
—Lo siento, en verdad no lo sabía… —Tadeo se disculpó, sintiéndose desolado—. Aquel día, cuando acompañaba a Ariel, me dispararon en el pecho. No me atreví a volver y no me atreví a decírtelo. Tenía miedo de que te pusieras triste y se te rompiera el corazón y llorarás… —explicó, logrando apenas ahogar las palabras. El corazón de Sandra se apretó con mucho dolor. Levantó sus ojos enrojecidos y lo miró a los ojos, con angustia e impotencia visibles en su mirada. «¿Hasta qué punto puedo creer esa explicación? O en específico, ¿es necesaria la explicación?»—. ¡Es cierto! —Tadeo se dio cuenta de su expresión e insistió. Tomó su mano temblorosa y la colocó sobre su pecho desnudo—. ¿Sientes esto? Esto, aquí… Hubo una vez un agujero muy, muy grande. Siempre pensé que volverías y me ayudarías a llenarlo…
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