Capítulo 164 Te amaré, aunque seas mi hermana
—Fernando, debes estar bromeando, ¿verdad? —Alberto apenas podía creer lo que escuchaba y sus ojos se enrojecieron mientras gritaba—: No quiero que sea mi hermana. ¡Quiero que sea mi cuñada!
Fernando permaneció en silencio mientras miraba a su hermano menor y al mirarlo, Alberto, también guardó silencio con los ojos enrojecidos. Después de un largo rato, cuando Fernando Torres pensó que su hermano se había dormido, escuchó una voz entrecortada:
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