El aire caliente del secador le agitaba el cabello a Fernando. Acompañaban aquella leve calidez los dedos de Susana, que acariciaban con dulzura los mechones. Fernando estaba considerablemente más relajado y su agotamiento había disminuido un poco.
—¿Esta vez viniste solo?
Obtiene más cupones de libro que los de la appRecargar
Ir a la app de Joyread
Sigue leyendo más capítulos y descubre más historias interesantes en Joyread