Capítulo 395 Él había conservado cada una de sus pertenencias
—Muy bien, ¡sigamos jugando! Daniel dio unas palmaditas al chico que tenía en el regazo.
—¡Hurra! ¡Gracias, mami! ¡Gracias, Tío Guapo! ¡Ustedes dos son los mejores! —Carlitos brillaba de alegría, era obvio que le encantaba que cumplieran con sus deseos.
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