Capítulo 865 Lo prometo
Fabián le secó las lágrimas con un pañuelo y la consoló:
—Ya, ya, no llores… ¿Por qué hay que llorar? El pequeño mocoso me dijo que cocinara para ti, ¿verdad? No puedo defraudarlo, ¿verdad? Tengo que dar un buen ejemplo a mi hijo.
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