Capítulo 571 Si sólo pudiéramos volver al pasado
Giró su cuerpo y se dejó caer agotado sobre la alfombra persa beige. La sangre carmesí había manchado la alfombra, con el aspecto de una amapola seductora pero deslumbrante, llena de odio e ira. Por las venas de ambos corría la misma sangre, pero al final no fue suficiente para unirlos. En el siguiente instante, Tadeo se desmayó. Lo último que escuchó antes de perder el conocimiento fueron los gritos de la Señora Linares, pero estaba muy seguro que el hombre que yacía a su lado estaba en un estado mucho peor. «Si vuelve a hacerle algo a mi pequeña, ¡juro que acabaré con su vida sin pensarlo dos veces!». Cuando se despertó, ya había pasado todo un día. Podía sentir un par de manos cálidas que se aferraban a la suya fría. El suave y tierno contacto llenó su corazón de calor y felicidad sin que se diera cuenta. Debía de ser su pequeña. Aparte de ella, no había otra persona que pudiera derramar un calor tan precioso en él. «Pero… ¿por qué percibo una pizca de distancia mezclada con este afecto?». Este pensamiento lo sorprendió y se despertó. Un par de ojos preocupados aparecieron en su visión, y su corazón se apretó.
—Pequeña… —susurró. «En verdad es ella». Sandra no le dio ninguna respuesta. Se limitó a morderse el labio y mirarlo, con los ojos empañados—. ¿Qué pasa? —Él frunció el ceño y puso sus dedos sobre los labios de ella que se estaban poniendo blancos por la mordida—. Pórtate bien. No te muerdas los labios. —Sonrió. La forma en la que la engatusaba estaba siempre llena de afecto. Su sonrisa llegó a lo más profundo de su corazón, y sus ojos, ya empañados, se volvieron más y más acuosos. Así, dejó de morderse el labio—. ¿Cómo te has enterado de esto? —Se sorprendió mucho.
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