Capítulo 565 Qué vergüenza
Las suaves yemas de sus dedos acariciaron la palma de su mano, que se estaba calentando.
—Sé una buena chica… —Su voz era suave y gentil, y su tono era cariñoso. El corazón de Sandra se estremeció sin explicación. Su gentileza y su amor le daban mucho miedo, para ella, era como la amapola; la embrujaba y a la vez la envenenaba. Bajó los ojos y guardó silencio. El dolor en el fondo de su corazón era como si millones de hormigas la mordisquearan. Pronto, el auto se detuvo frente a un lujoso restaurante occidental. Sandra no sabía por qué empezaba a sentirse nerviosa—. Ven. —Su cálida mano seguía aferrada a la pequeña de ella, y la apretó con fuerza. Mientras se tomaban de la mano, entraron en el restaurante. En cuanto entraron, una mujer de rostro elegante junto a las ventanas francesas mostró una sonrisa. La mujer se levantó con elegancia y esperó a que se acercaran a ella. Sandra tuvo que admitir que la mujer era hermosa. Se presentaba de forma digna e inocente, pero tenía un encanto. Una mujer así debía ser el sueño de todos los hombres. Sus labios se fruncieron mientras una punzada de dolor agudo latía en su corazón. «No pasa nada. Todavía puedo lucir lo mejor posible». Hasta ahora, Sandra no sabía por qué el hombre le había pedido que la acompañara—. Señorita Gómez.
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