Capítulo 429 Cuanto mayor es el amor, mayor es el odio
No había más asientos en el autobús. De pie en el autobús y agarrándose al tubo, las lágrimas de Nancy inundaron sus ojos y brotaron. Apoyó la cabeza contra su brazo y rompió a llorar, sin importarle que la gente la mirara. ¡Los recuerdos de hace más de veinte años todavía existían en su mente muy vívidos! De repente, alguien en el autobús chocó con ella y levantó la cabeza de manera inconsciente. En ese momento, cuando miró por el espejo retrovisor del autobús, vio al hombre, casi siempre orgulloso, arrodillado frente a la alcantarilla, haciendo lo posible por levantar la tapa de la alcantarilla...
«¡Eso es suficiente! Daniel Escobar, ¡no deberías hacer esto! ¿No estás obsesionado con la higiene? ¿No eres un hombre orgulloso y poderoso? ¿No eres un hombre digno con el que no se puede jugar? ¿Por qué te bajas a un estado tan patético solo por este amor?».
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