Capítulo 216 Una gran mujer
Fernando tenía la vista clavada en la pantalla y lo observaba todo. Poco a poco, cayó en un trance. La cabeza le daba vueltas y tenía las palmas de las manos heladas. El cuerpo le temblaba. Era como si se hubiera congelado en el lugar. Del reproductor solo salían los jadeos de aquellos hombres sudorosos.
—¡Envíenle este video al Grupo Zeta! ¡Que se porten bien y nos entreguen a ese hombre! Si no, no nos mediremos con esta mujer.
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