Capítulo 28 No pudo evitar enfadarse
Tan pronto como habló, volvió a levantar con fuerza su cara roja, su cálido beso se dirigió hacia ella como un fuerte viento y ella tuvo que admitir que él era excelente en eso.
Había que admitir que era grosero, pero ella no podía odiarlo en absoluto. Ni siquiera pudo resistirse a su hábil coqueteo y solo pudo recostarse débilmente en sus brazos y complacerlo con obediencia.
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