Al empujar la gruesa y pesada puerta de cristal para que Mingming pasara, Zhou Xiaoyu dudó durante un breve segundo. En realidad, lo había considerado hacía mucho tiempo, desde que regresó aquella vez. A decir verdad, la oferta de Wang Min no era suficiente para tentarla. Aunque le gustaba el dinero, no lo deseaba. El dinero que había ahorrado todos estos años le bastaba para gastarlo ella sola. Lo único que la retenía era su preocupación por Xiao Yibo. No podía imaginarse lo que este tendría que soportar si le asignaban una asistente como Ma Feifei.
—Ya veremos más tarde. —Sonrió y evitó la mirada de Mingming.
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