Aunque no era partidario de entablar conversaciones ociosas con los artistas, nunca les encontraba defectos y siempre mantenía la cortesía. Sin embargo, sabía que no debía darles ningún consejo. Según su experiencia como chofer de artistas y celebridades, siempre era mejor mantener las conversaciones al mínimo y no inmiscuirse en sus asuntos. Solo así prosperaría en ese medio.
Pronto llegaron a su destino y, con ello, los sollozos de Zhou Xiaoyu también se hicieron más fuertes. «Por fin...».
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