Colgó la llamada y antes de que pudiera recuperarse, llamaron a la puerta. Saltó de su silla, pero Wang Bo ya había abierto la puerta antes de que pudiera detenerlo. Se escuchó un horrible grito y al llegar al lugar vio a Wang Bo sangrando por la boca, tendido en el suelo y con Mo Bai de pie a su lado.
—Wang Bo, ¿estás bien?
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