La abrazó fuerte, pero dejó que forcejeara. No fue hasta que ella le mordió los labios con tanta fuerza que ambos saborearon la sangre, que Ning Jian por fin la soltó. A los dos les costaba trabajo respirar.
―¿Cómo cambiaste tan rápido de parecer? Creí que me amabas mucho ―le preguntó Ning Jian.
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