Ning Jian se sorprendió por su pregunta, pero respondió con una sonrisa en cuanto comprendió lo que quería decir. Bajó la mirada para observar a la menuda joven que tenía delante. Sus ojos pronto se enrojecieron de lujuria y de repente desvió la mirada mientras su nuez de Adán se movía. Le dio a Hu Tu una palmadita en la nuca.
—¿No tienes vergüenza?
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