Aun así, pensó que no debía aprovecharse de esa generosidad. Al entrar en la cocina, miró a su alrededor y pensó un poco antes de mezclar todas las sobras y meterlas en el microondas. Luego, sacó un libro de su cartera y lo colocó sobre la mesa antes de sentarse.
Xue Kai estaba de pie junto a la puerta; miraba a Wen Xicong, tan serena e iluminada por la luz blanca. Se sintió asfixiado, como si alguien lo estuviera estrangulando. Si incluía el tiempo que habían estado juntos en el extranjero, habrían vivido juntos más de un año, pero esta era la primera vez que la miraba de manera tan seria. La recordaba como una mujer que no llamaba casi la atención. Incluso cuando vivían juntos, era silenciosa de una manera tan extraordinaria que él a menudo se olvidaba de su presencia.
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