Wen Xicong respiró hondo. Luego se dio la vuelta y vio que él la estaba observando con tranquilidad. Ella bajó la mirada en un intento reflexivo de esconder los sentimientos que crecían en su interior. Cuando volvió a mirarlo, solo encontró calma en sus ojos.
—Yo puedo cuidar de Kiki. Tengo algo de dinero ahorrado por todos estos años de trabajo, así que no debo tener muchas dificultades para comprar una casa propia. —Luego de analizarlo y considerar las ventajas y desventajas, todavía seguía pensando que no debía quedarse allí.
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