Toda la ira que sentía por él se había perdido en ese momento. Cada vez que pensaba que él sería sentenciado a prisión, ella se sofocaba por la desolación. La mujer se alejo a trote de la sala de detención y llamó al abogado entes para agendar una cita en algún lado.
—Dime. ¿Hay alguna manera de evitar que vaya a prisión? ¿Hay alguien que pueda ayudar? Si puedes darme algún consejo haré todo lo que pueda. —Ella estaba a nada de rogarle al abogado.
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