Wu Heng largó un suspiro de alivio mientras miraba a su amigo, ya que había algo que todavía mantenía en secreto hacia Mo Han.
Como estaba en un ambiente diferente, Mu Qian se durmió tarde esa noche y se despertó antes del amanecer del día siguiente. Luego de asearse, se preparó su propio desayuno con los tallarines que encontró en la cocina. Para su sorpresa, Mo Han no la llamó más. Ella llamó a sus padres y les avisó que viajaría a Sudáfrica. Sus padres siempre la habían apoyado con su trabajo, así que le dieron luz verde.
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