Sonrió, pero la mujer dijo con seriedad:
—Sólo una idiota diría que no a un hombre tan excepcional. Soy una madre divorciada. Ser amada por un hombre como él es increíble, así que por supuesto tuve que decir que sí. —El hombre se enfadó ante su sonrisa de suficiencia, así que la soltó y la tomó en brazos antes de colocarla en la cama.
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