Era el mismo hospital, afuera del mismo quirófano. Cuando el doctor Bai salió, Su Ya estaba apoyada contra la puerta del quirófano, tenía la cabeza agachada mientras cruzaba las manos. Su cabello largo caía sobre sus hombros y estaba un poco desordenado, su piel clara y su cara sin maquillaje, pero no podía ocultar su elegancia. Dando un paso hacia adelante, el tocó su hombro.
—Venga conmigo un momento.
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