—Su ya debes cuidarte. Si eres en verdad infeliz, no te fuerces demasiado, ¿de acuerdo? —Su Ya asintió.
Cuando Su Ya regresó al dormitorio, la puerta estaba cerrada con seguro, pero Mu Si estaba de pie frente a la puerta. Después de ver que había regresado, Mu Si se apresuró a acercarse hacia ella.
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