Gao Hai resopló y luego colgó. Cuando llegó a la oficina podía escuchar a Le Wen gritando a algunos metros de distancia.
—A ellos les pagan sumas de cinco y seis cifras por cada foto; entonces, ¿por qué a mí solo me pagan unos miles?, ¿por qué tanta diferencia? ¡Esto es pura explotación!
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