—Wen, ella es tu hermana. No importa lo que hizo, no es posible que estés planeando encerrarla allí para siempre. La ley lo prohibiría.
Le Jia exhaló un suspiro de alivio al escuchar lo que dijo su abuelo. Aunque no era en absoluto un ser humano decente, unos pocos años de experiencia como miembro del cuadro de la villa le habían inculcado algunos conocimientos en materia de derecho.
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