Ye Lin tiraba del dobladillo de su blusa mientras su mente se desbordaba. Pensaba que debía tener más cuidado con lo que dijera a partir de ese día, pues Ning Shaochen le había comprado todo un restaurante a causa de algo que ella dijo, lo que le recordaba cómo los antiguos reyes no escatimaban recursos para complacer a su concubina.
Las otras tres no salían de su asombro por lo que escucharon y sentían que se habían puesto en vergüenza. Susu fue la primera en reaccionar, mientras tiraba de Ye Lin, pasando saliva.
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