—Abuelo, ¿no te resulta familiar? —Ning Shaochen no respondió la pregunta del anciano. En vez de eso, le hizo una pregunta diferente.
Cuando el anciano oyó eso, su mirada se posó una vez más en Ye Lin y clavó sus ojos en ella durante un largo tiempo. Ye Lin notó que sus manos temblaban.
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