Enderezándose, Ye Lin examinó su obra por un momento. Luego de asegurarse de que no hubiera problemas, ella sacó un espejo y se lo dio a He Ling.
—Señora, por favor eche un vistazo y vea si es de su agrado. —He Ling tomó el espejo y echó un vistazo a su reflejo, pero justo después de eso, sus ojos se encendieron. Se levantó, volteó y se apreció desde todo ángulo frente al espejo de tocador grande.
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