Shen Beiyi tenía la intención de visitar al hombre, pensando que él podría conocer a quien dejó las flores en el cementerio. Entró al jardín familiar, solo para encontrarlo desierto. Unos meses antes, previo a su partida, ese jardín solía ser exuberante, lleno del aroma de las flores. Ahora, solo quedaban unas cuantas macetas vacías.
—Beiyi, ¿has vuelto?
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