Capítulo 337 La muerte me envolvió
Bernardo actuaba como si se hubiera vuelto loco, pues me atacó sin ningún motivo y sus labios me lamieron sin cesar para intentar besarme. Mantuve los labios cerrados y giré la cara para intentar apartarlo. Por desgracia, Bernardo parecía estar decidido a tenerme. No me dio la oportunidad de resistirme y alargó la mano para desgarrar mi ropa.
—¡Detente! Basta con esta locura, Bernardo —grité. Me sentía en verdad horrorizada porque últimamente estaba muy débil y ya no tenía fuerzas para luchar contra Bernardo como antes. Ni siquiera tenía fuerzas para recoger los objetos de la mesita. La locura de Bernardo me mareó y mi visión se nubló. Todo mi cuerpo se sentía débil.
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