Capítulo 220 Ella es mía
De la nada, una gran mano me tiró con fuerza hacia la calle, y me estrellé de bruces contra un abrazo familiar. Me dolió la nariz por el impacto, pero lo único que pude hacer fue quedarme congelado mientras miraba a Cristofer.
—¡Suéltala! —rugió Bernardo.
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