Capítulo 184 Vamos
La noche caía y arrojaba un velo sobre la Tierra. Había un silencio absoluto en la habitación, excepto por la agitada respiración de Cristofer y los gemidos ocasionales que se escapaban de mi boca. Me senté sobre él y sentí como se abultaba algo bajo el vientre, era enorme y me llenaba hasta el borde cada vez que lo hacíamos. Aún no podía acostumbrarme a su tamaño a pesar de haberlo hecho ya tantas veces con él. Comencé a pensar que me habían engañado para hacer esto. Le bastó un poco de palabras dulces y una mirada seductora para encantarme y montarlo como me pedía. Me sometí a todos sus caprichos. Lo besé cuando y donde me lo pidió y moví mis caderas a su voluntad.
«¿Por qué soy tan estúpida para rendirme a todos sus deseos? ¿No tienes principios, Vanesa?».
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