Capítulo 147 Para siempre tu mujer

—¿Asco? —repitió mientras dejaba escapar una sonrisa traviesa. Presintiendo que me iba a meter en problemas, salí corriendo hacia la puerta. Pero solo conseguí dar unos pasos antes de que me alcanzara Cristofer. Me inmovilizó sobre la mesa antes de cubrir mi boca con la suya. La punta de su lengua bailó en mi boca mientras intentaba darme besos ruidosos. Su travesura, sin embargo, se volvió seria cuando el beso se hizo más profundo y me ahogó en su cálido abrazo. Cuando su boca por fin abandonó la mía, me susurró al oído: