Capítulo 27 No estoy celoso
Caminé sin rumbo por las calles sola, pues no sabía a dónde ir. No podía imaginar el escenario si iba a casa ahora y me topaba con Bernardo y Cristina. Sería un desastre total.
Incluso si Cristina no estuviera en el panorama, Bernardo seguiría encontrándome fallas. Después de todo, su ego era lo que más importaba. Yo era solamente un insecto alimentando su ego, y lo trataba como si fuera un emperador. Sin embargo, la vergüenza que tuvo que sufrir hoy fue una enorme bofetada en su cara, así que sabía que era algo que no podría aceptar a la ligera.
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