Capítulo 171 Aún no te perdono
Victoria se agarró la cabeza porque le dolía mucho; luego, se levantó un poco mareada de la cama, se cubrió el torso con las manos, se colocó las pantuflas y fue a abrir la puerta. Mientras tanto, Teresa continuó de pie, pálida y, en cuanto la vio, la miró de pies a cabeza en reiteradas oportunidades. Finalmente, suspiró aliviada al ver que estaba bien.
—¡Casi muero del susto! ¿Por qué demoraste tanto en abrir la puerta?
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