Capítulo 22 ¿Dejará que me vaya?
—Aun así, no es necesario que malgastes tu energía. Sin importar a quién seduzcas, no podrán sacarte de aquí de todos modos —comentó mientras le agarraba la barbilla para obligarla a levantar la mirada.
—¿Y usted? ¿Dejará que me vaya? —respondió mientras bajaba la cabeza para evitar mirarlo.
—Se lo debes a Belia.
Al verle el labio lastimado, se quedó atónito un momento y levantó la mano para tocárselo; sin embargo, justo cuando estaba a punto de hacerlo, frunció el ceño y retiró la mano de inmediato. Ella intentó esbozar una sonrisa, pero no logró hacerlo. De hecho, se le llenaron los ojos de lágrimas.
—¿Qué sucede? —preguntó al verle la expresión de tristeza. Creía que ella estaba angustiada por otro hombre y comentó con sarcasmo—: ¿Estás triste porque no lograste seducir a ese hombre?
En ese instante, el rostro atractivo y delicado del hombre estaba tan cerca del de ella que podía sentir su respiración; notó cada detalle sin siquiera tener que mirarlo mucho tiempo. Victoria se imaginó en los brazos del hombre y escuchando los latidos de él, pero no esperaba que ocurriera en esa situación. El hombre no era cariñoso con ella, sino sarcástico; sentía como si le estuvieran clavando un cuchillo filoso en el corazón. En cuanto ella intentó hablar, no pudo hacerlo por la presión que sentía; no logró pronunciar ni una palabra. «¿Soy una mujer muy promiscua para él?».
—¿Tu estadía de dos años en prisión provocó que estés desesperada por un hombre?
Cristian le habló en el oído y, mientras lo hacía, movía la mano hacia arriba por la cintura de la joven; cuando llegó al cuello, le rasgó la vestimenta. ¡Ras! Gran parte de su uniforme estaba roto y podía vérsele la piel clara y la remera deteriorada que llevaba debajo. A pesar de la respiración agitada del hombre, ella solo sentía escalofríos en todo el cuerpo. Tenía una expresión de incredulidad mientras observaba el botón que se había caído y estaba perpleja por lo que él acababa de hacerle. De inmediato, recobró los sentidos y lo empujó.
—¡No me toque!
«¿Cómo pudo hacerme esto? ¿Qué cree que soy?».