Capítulo 4 Te habría ido a buscar yo misma
Victoria estaba sorprendida y levantó la mirada de inmediato; sabía que conocía a esa persona, pero no podía recordar quién era. Mientras tanto, la joven notó que estaba desconcertada y le sonrió.
—Eres tú. ¿Por qué no me dijiste que habías salido de prisión? Soy tu vieja amiga, ¿no? Si me hubieras dicho que estabas por salir en libertad, te habría ido a buscar yo misma.
En cuanto la mujer terminó de hablar, Gabriela se quedó boquiabierta. Como Victoria sabía que una situación así podía a ocurrir, fingió una sonrisa.
—No la conozco, señorita —contestó.
Sin embargo, la joven no iba a dejar que se saliera con la suya; se cruzó de brazos y continuó burlándose de ella.
—¿Qué ha sucedido contigo? ¿Cómo fue tu vida en prisión?
Victoria frunció los labios sin decir ni una palabra mientras intentaba mantener la sonrisa, pero la joven comenzó a perder la paciencia al ver que su actitud sarcástica no la molestaba así que levantó la voz para que todos la escucharan.
—¿Qué sucede con Club Delta? ¿Cómo pueden tener a una criminal como anfitriona? Miren cómo trata a sus clientes; no tiene modales. ¿Dónde está la gerenta? Quiero hablar con…
—¿Qué estás haciendo, Sabrina?
Un hombre con voz ronca interrumpió a la joven y Victoria se volteó para ver quién se acercaba a ellas. En ese momento, comenzó a recordar. «Es él». Victoria no esperaba encontrarse a Lucas Sánchez en esa situación; aunque él era la única persona que la visitó en prisión, lo hizo de manera rencorosa porque era el hermano de Belia.
—Mira con quién me encontré, Lucas.
Sin decir nada, el joven miró a Victoria estupefacto.
—¿Cuándo saliste de prisión?
—Hace quince días.
Asombrado por la honestidad de la joven, Lucas la observó y pudo notar las cicatrices tenues en su rostro, lo que provocó que mirara hacia otro lado.
—Es bueno saberlo; ahora que recobraste tu libertad, deberías apreciar esta segunda oportunidad.
—Gracias.
Sabrina Palmieri no estaba contenta al ver que Lucas no iba a molestar a Victoria. Después de todo, ella había estado esperando la oportunidad para humillarla porque en el pasado la apreciaban y respetaban. Por eso, levantó las cejas y le apretó el brazo a Lucas mientras sonreía de manera atractiva.
—¿No deberíamos invitar a nuestra vieja amiga, Lucas? ¿Qué opinas?
Mientras él la miraba en silencio, Victoria supo que no le sería fácil librarse de la situación porque era el motivo por el cual Cristian quería que trabajara allí. En aquel entonces, ella había ofendido a muchas personas y sabía que todas ellas querrían verla en el estado deplorable en el que se encontraba. «Si no hubiera sido Sabrina hoy, habría sido cualquier otra persona. Creo que este es mi destino». Luego de bajarse del ascensor, Victoria entró a una sala vip y percibió mucho olor a alcohol. Aunque la luz era tenue en el lugar, Sabrina la empujó para que entrara.
—Mira quién está aquí.