Capítulo 101 No es suficiente disciplina
Mientras el tiempo transcurría, Santiago y el resto continuaban de rodillas en el suelo. Aunque sus rodillas soportaban un dolor terrible, ninguno de ellos se atrevió a levantarse. No fue hasta veinte minutos después, que Tomás, al fin, irrumpió en la habitación. Carlos se apresuró a darle la bienvenida.
—Señor Lamarque.
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