Capítulo 332 Energía sanadora
Una vez dentro de la habitación, Jaime pudo vislumbrar Tomás sobre la cama, inerte; tras una breve pausa, dejó escapar un suspiro lleno de alivio, pues, aunque todo rastro de color había abandonado el rostro de aquel hombre y su respiración era agitada, Jaime advirtió de inmediato que Tomás abría los ojos al escucharlo. Tran pronto sus miradas se entrelazaron, Tomás intentó prosiguió a intentar ponerse de pie; sin embargo, antes de que pudiera lograrlo, Jaime se apresuró a detenerlo, antes de decir:
—¡Alto, debes descansar! Necesito revisar tus heridas para poder curarte. —La voz de Jaime resonó en tono gentil para intentar tranquilizarlo, al tiempo que colocaba su hermosa mano sobre cada una de las heridas.
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