Capítulo 1047 ¿Aún lo quieres?
En ese momento, Jaime se limitó a mirar a Calixto con total tranquilidad en sus ojos. Con la absoluta confianza de que el Poder de los Dragones le había otorgado, Jaime miró a Calixto como si su enemigo no fuera más que un niño enfadado.
Cuando Calixto estuvo por fin dentro del rango de ataque, Jaime blandió rápido la ardiente Espada Matadragones que tenía en la mano para golpear la brújula geomántica que había sobre la cabeza del hombre.
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