Capítulo 1226 Rescate
Tan pronto Teodoro se percató de las graves heridas de Jaime, se apresuró en su ayuda; una vez que sus miradas se entrelazaron, Jaime dejó escapar un suspiro de alivio, al tiempo que escupía un abundante chorro de sangre. Por ello, ante la desconcertante escena que se suscitaba frente a sus ojos, Teodoro exclamó en un chirrido lleno de preocupación:
—¡Señor Casas! No se preocupe; permítame ayudarle.
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