Capítulo 4405 Vergüenza propia
Izquierdojo frunció el ceño. Con un movimiento indiferente de su robusta mano, disipó sin esfuerzo la onda expansiva que se aproximaba. Las dos figuras rápidas eran Seto y Ruth, quienes avanzaban con rapidez.
Al llegar a la entrada de la cueva, ambos se desplomaron al vacío. Izquierdojo se había puesto de pie con la espada en la mano y la mirada fija en sus oponentes.
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