Capítulo 4293 Bien Podría Estar Muerto
Una leve sonrisa se dibujó en la comisura de los labios de Jaime. Con un elegante movimiento de muñeca, encendió una bola de fuego interno en la palma de la mano y la lanzó con indiferencia al aire.
El cielo estalló en llamas, formando una barrera que lo protegió de sus atacantes. Algunos de los discípulos se encontraron con el fuego interno pegado al cuerpo, lo que les hizo gritar de agonía mientras el intenso calor les abrasaba la piel.
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