Capítulo 4290 Deja de resistir
En poco más de diez minutos, sólo unos pocos discípulos de la Secta del Alma Demoníaca permanecían en pie; el resto yacía tendido en el suelo, retorciéndose de dolor. Tristán, jadeando con fuerza, estaba abrumado por el agotamiento. Le dolía el cuerpo por el intenso esfuerzo y era incapaz de lanzar otro golpe devastador. Al ver a tantos discípulos heridos, la ansiedad lo carcomía, agravando su frustración.
¡Uf!
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