Capítulo 50 Herir con una simple hoja
León podía sentir su cara ardiendo acaloradamente. Con claridad sintió que Esteban se había contenido cuando este último lo pateó. Pero como guardaespaldas de Arturo, estaba más que mortificado, en especial, cuando una multitud lo observaba. En ese momento, preferiría ser golpeado hasta la muerte que admitir la derrota.
Después de todo, los artistas marciales consideraban su dignidad mucho más importante que sus vidas.
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