—¿No le dijiste al Señor Llano que Jaime es un exconvicto? —María siguió insistiendo en el asunto.
—¡Claro que sí! Casi me da un ataque al corazón al ver la mirada del señor Llano en ese momento. Si me atrevía a disuadirlo más, ¡podría incluso degradarme!
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