Capítulo 451 Odiaba cuando otros me amenazaban
Tristán, Fernando y todos los demás no fueron testigos de la muerte de David. Sin embargo, el hecho permaneció. Jaime lo había abofeteado hasta la muerte y lo había hecho en tan poco tiempo. Eso demostró cuán poderoso era en realidad Jaime.
—Uniremos fuerzas para matar a ese imbécil. Podemos discutir el asunto del dije de jade más tarde.
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