第1198章
Después de llevar a las dos chicas a casa, no se apresuró al hospital. El coche rayado de Máximo Vargas Jingyao seguía estacionado al borde de la carretera, y Tirso Cabrera la ayudó a llevarlo al taller autorizado.
Aunque la culpa había sido de ella, él no le pidió compensación, ni siquiera permitió que le diera las gracias.
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