Capítulo 216 Una brizna de esperanza
Santiago se había duchado y estaba tumbado en la cama, pensando en las palabras que Estefanía le había dicho y en todo lo que Melinda había soportado en Bahía Roja. Sus cejas se fruncieron sin darse cuenta. El hermoso resplandor de la mañana pintaba la mitad del cielo al día siguiente. Tras recibir su inyección de nutrientes, Santiago abrió la puerta de la suite presidencial...
—¡Buenos días, señor!
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