Santiago abrió los ojos. Lo recibió la mirada preocupada de Melinda. Estaban tan cerca que solo se veían el uno al otro.
—¿Te duele la cabeza? —Como médico, Melinda se dio cuenta enseguida de lo que pasaba—. ¡Detengamos el proyecto y volvamos! —Se dio la vuelta para volver a ponerse el traje.
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