Capítulo 308 La verdad en Puerto Esmeralda
La hermosa casa resplandecía bajo la brillante luz del sol, haciendo que todo el patio pareciera exquisito. Debido a que los niños se habían ido a la pista de patinaje, Santiago se sentó con tranquilidad en el sofá exterior sobre el verde césped, disfrutando de la brisa con una taza de té mientras veía pasar las nubes.
Mientras tanto, Sonia estaba a su lado. Tenía las cejas muy juntas y no sabía si hablar o no.
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